Administración

En esta época de cambios e incertidumbres, circunscribir la administración, únicamente al campo organizacional, es tener una idea imperceptible de la amplitud de su aplicación, máxime cuando cotidianamente observamos, como un jefe de familia, sea hombre o mujer, tiene la responsabilidad de decidir, muchas veces por intuición, cómo utilizar los recursos, muchas veces escasos o limitados, para alcanzar resultados favorables en las actividad que desempeña.
En ese contexto, donde las diferencias entre las personas, se hacen evidentes, se observa como cada una de ellas, derivado de las diferencias personales que las caracterizan, dedica parte de su tiempo a conforma o desarrollar sus habilidades como administrador de la familia. Algunas de ellas, adquiridas en el hogar, prestando atención a las indicaciones de sus padres, otras, producto de su propio interés, apelando a otras personas o a instrucciones de recetas, donde se indican los alimentos a emplear, materiales y/o equipos a utilizar, así como las técnicas y procedimientos necesarios, para obtener el producto final, el objetivo y resultado de su desempeño.
De la situación referida en párrafo supra, puede observarse una similitud con las actividades desempeñadas por el administrador de una organización; primero, la necesidad ineludible de un conocimiento previo, en el caso descrito, las adquiridas en el hogar, segundo,  las relaciones interpersonales, el trato con las personas, comunicar a otros sus necesidades y motivarlos a que transmitan sus conocimientos, en nuestro caso, apelado a otras personas, y tercero, el uso de conocimientos especializados y la facilidad para aplicar técnicas relacionadas con la actividad, en la situación planteada, las relacionadas con las instrucciones de las recetas, los equipos a utilizar, y las técnicas y procedimientos necesarios.
En síntesis, puede distinguirse que, son tres las habilidades a desarrollar por un administrador, las habilidades conceptuales o las relacionadas con el conocimiento,  las ideas y los conceptos, las habilidades humanas, las relaciones interpersonales y las habilidades técnicas, el manejo de los objetos físicos y procedimentales.
A diferencia del jefe de familia, como fue expresado en párrafo supra, donde algunos pueden actúa por intuición, el profesional de la administración, esencialmente debe desarrollar esas tres habilidades, y además, tener la disposición para aprender a pensar, y sobre todo a discernir, sobre lo que debe hacerse y por qué, fundamentado en sus conocimientos e ideas,  herramientas indispensables de su trabajo en la toma de sus decisiones.

Para finalizar, en un universo de cambio y de transformación permanente, es importante para el administrador, mantenerse actualizado, adquirir nuevas competencias, aquellas que se hagan durables, y descartar las que estén en desuso.  

Comentarios

Publicacion mas vista