El Desarrollo Humano Integral
El ser Humano como factor fundamental en las
organizaciones, constituye un tema sumamente extenso y complejo, sobre todo por
la multiplicidad de dimensiones que implicaría hacer un estudio y, que
exigirían muchos más que unos pocos párrafos, para abordarlo en su totalidad. De
allí que, en este artículo se haga referencia, únicamente a la manera como una persona puede percibir
su entorno, componente integral de su desarrollo y que permanentemente,
contribuye a moldear su conducta, no sólo en su entorno habitual, sino en el desempeño satisfactorio de un puesto de trabajo en una organización.
En este sentido, es fundamental reconocer que las creencias,
la personalidad, la forma de interpretar el entorno, entre otros aspectos, influyen
en la conducta y en el hacer cotidiano de una persona, configurada, a través de las diferentes etapas
de su vida. Una primera, durante la etapa de la niñez, donde preponderantemente, corresponde a la
familia, formarla en principios y
valores, una segunda, en la edad preadolescente, con la educación académica, preparatoria
a los estudios superiores, o en algún oficio, más los estudios de una carrera
universitaria, en alguna disciplina.
Por otro lado, una tercera etapa, cuando forma parte
o se integra a un contexto organizacional, donde el adiestramiento,
el entrenamiento y/o la capacitación, ya sea, por exigencias laborales o por
propia iniciativa, algunos pudiesen asistir,
de acuerdo a esa dinámica social a los que, generalmente todos están sometido, bien,
por expectativas profesionales o por el perseverante interés en mantener cierto
grado de competitividad y de autonomía, sobre sus propias decisiones que, junto
con la correspondiente experiencia y las
relaciones interpersonales pudo acumular, a través de esas etapas, en las distintas agrupaciones y/o asociaciones, que indudablemente, todas ellas, contribuyen
e influyen a conformar y/o modificar una determinada actitud, un
patrón de conducta en cada individuo, en su
comportamiento y en su desempeño dentro de las
organizaciones.
En este sentido, es importante acotar que, al igual
que las organizaciones, las personas tienen también sus propias
características, sus propios objetivos, sus intereses personales, sus
aspiraciones, sus convicciones, sus aptitudes, sus motivaciones, de allí, lo
imprescindible de examinar las diferencias individuales, las diversas conductas
y observar los efectos positivos o negativos, que pudiesen producir en la
organización, una responsabilidad que corresponde, no sólo a la unidad de
recursos humanos o talento humano, como en algunos contextos hoy se le denomina,
sino a cada gerencia de la estructura organizativa, siendo el encargado de cada
una, el responsable de identificar y atender esas variables conductuales.
En
atención a lo señalado, teorías como la de Campo de Lewin y de la Disonancia
Cognitiva de Festinger, vinculadas al campo de la psicología social, son útiles
para estudiar la actitud emocional. La primera, asegura que una vez ocurridos
en el ambiente, determinados hechos o eventos, las personas modifican su conducta,
alteran su comportamiento habitual. La segunda, sostiene que las personas, al
observar discrepancia entre lo que opina, sus creencias, y los efectos que le
producen la ocurrencia de un hecho o evento, podrá asumir alguna de la
siguiente conducta: 1º. Su creencia con respecto a una situación, hecho o
evento le ocasiona disconformidad, pero no
hace nada por cambiar, se adecua y actúa en correspondencia con la misma, 2º. La
situación le origina conflicto y tratará de disminuir los inconvenientes que le
provoca, 3º. Percibe que la situación no le favorece, pero, sin embargo, lo
considera irrelevante.
En definitiva,
siendo las personas fundamentales para las organizaciones, las que ponen en movimiento al resto de sus
componentes, las que en gran medida garantizan su éxito y/o fracaso, y el mantenerlas o no
competitivas, en un mercado cada vez más exigente, vislumbrar, conocer o
anticipar los cambios, las variaciones conductuales que en ellas podrían
producirse, o los factores claves que afectarían su actitud, su comportamiento
en el desempeño, podrían anticipar acciones que evitaran o estrecharan las brechas perjudiciales para la
salud organizacional.
Buen artículo
ResponderEliminarDefinitivamente, estudiar al hombre dentro de las organizaciones debe hacerse bajo un enfoque integral, considerándolo como un ser biopsicosocial-afectivo.
ResponderEliminarMe gustaría saber el autor de este artículo para referenciarlo en una investigación. Gracias.
ResponderEliminarSaludos. Realmente desconozco quien es el autor, no obstante eso, considero que alrededor de este tema hay muchos los autores que quizá han escrito, sobre todo en la disciplina de la psicología. Uno que te sugiero podrías leer es el referido al área de Gerentología, titulado, Aspectos biopsicosociales del proceso de envejecer, de Francecesc-Xavier Altarrabia Mercader.
EliminarSaludos. Realmente desconozco quien es el autor, no obstante eso, considero que alrededor de este tema hay muchos los autores que quizá han escrito, sobre todo en la disciplina de la psicología. Uno que te sugiero podrías leer es el referido al área de Gerentología, titulado, Aspectos biopsicosociales del proceso de envejecer, de Francecesc-Xavier Altarrabia Mercader.
Eliminar